La maternidad… cóctel de sentimientos que te sumerge en un mundo que nunca imaginaste. Siempre acompañada de esa dualidad enfrentada de no parecerse en nada a las expectativas con las que tantas veces soñamos y a la vez, plagada de instantes tan intensos que cortan la respiración.
La maternidad es ese huracán que elimina de mi cabeza la imagen de madre todopoderosa que había creado durante el embarazo para hacerme sentir en tantas ocasiones pequeña y débil.
La maternidad es esa pesa que me hace bajar de la nube para enseñarme que ni leyendo todos los libros del mundo sobre crianza, ni escuchando a los mejores profesionales de todos los ámbitos que implica la crianza, ni siquiera si pudiera volver atrás sobre mis propios pasos y mis hijos volvieran a nacer, tendría en mi poder todas las respuestas y volvería a equivocarme millones de veces.